SOBRE EL COLECTIVO DE EDUCACIÓN PARA LA PAZ
¡BIENVENIDA A NUESTRA PÁGINA!
En este sitio podrás conocer la esencia de CEPAZ, nuestros proyectos, nuestras
acciones, nuestras campañas y todo nuestro modelo educativo. Nos emociona
poder compartir contigo lo que día con día construimos y promovemos. Aquí
encontrarás registros visuales, testimonios, y experiencias del trabajo que
realizamos y podrás interactuar con nosotras de forma cercana.
Te invitamos a recorrer este espacio virtual de aprendizaje.
El Colectivo de Educación para la paz está integrado por personas sensibles a
quienes nos preocupa el bien común, la seguridad, la integridad y la dignidad de
cada miembro de nuestras comunidades.
Analíticas que somos, hemos investigado sobre qué bases se sustentan la
desigualdad y las violencias de las que somos víctimas, y hemos desarrollado
programas, campañas, estrategias y recursos educativos y de intervención directa
para erradicar esas violencias y hacer válidos y reales nuestros derechos
humanos.
Hace años diseñamos un efectivo modelo por competencias que, mediante
procesos de intervención, estrategias de tallereo vivencial, educación afectiva y
problematización, permite a las personas replantearse sus formas de vida,
reconociendo en sus contextos más íntimos las distintas expresiones de violencia,
no sólo de las que son o somos víctimas debido a la estructura social impuesta,
sino aquellas que ejercemos y tenemos interiorizadas porque hemos sido parte de
ellas desde nuestro nacimiento. Este modelo incluye doce competencias que
consideramos fundamentales para la transformación social y, en su proceso,
avanzamos desde la construcción del yo, hacia la construcción del nosotros;
desde el apoderamiento propio hacia el apoderamiento de las otras.
Reconocer las violencias, visibilizarlas, nos brinda la posibilidad de resignificar lo
que somos y posibilitar la resignificación de lo que son las otras, reconociendo,
planteando, promoviendo y practicando la paz como el modo de vida amable,
humano y justo. Entendemos la paz como la ausencia de guerra, de violencia, y
nos apropiamos del término noviolencia, que expresa no sólo una negación de las
violencias, sino una responsabilidad de hacer que los derechos humanos nos
abracen a todas.
Creemos profundamente en la igualdad, pero también en la diferencia. En la
igualdad de derechos, pero en la diferencia espiritual. En la igualdad de bienestar,
pero en las diferentes formas de expresar nuestro amor y nuestro erotismo. En la
igualdad humana, pero en las diferentes voces, lenguas y culturas. En la igualdad
de género, pero en las diferencias y matices que nos hacen hombres y mujeres
únicas.
Todas las diversidades fundadas en lo humano son bienvenidas y nos inspiran
respeto, nos unimos a sus causas y defendemos sus derechos. En cambio, las
desigualdades que, en lo profundo de su esencia, son un reflejo de modelos
injustos y violentos son motivo de nuestro ánimo de transformación y las
señalamos para que no se vuelvan cotidianas.
Es nuestro modelo, pues, un modo de vida que hemos adoptado con gusto y con
responsabilidad, y buscamos ponerlo en práctica en cada espacio y contexto de
nuestras vidas. Replanteamos nuestras relaciones, nuestras prácticas cotidianas y
mínimas, nuestros espacios de convivencia, de trabajo y de aprendizaje,
erradicando la violencia y la injusticia con el propósito de poner en su lugar la
empatía, el aprecio, la cooperación y la comunicación asertiva.
Por último, y como eje medular de lo que buscamos transformar, es imprescindible
decir que educamos en y para el conflicto, porque en el conflicto encontramos una
palanca de transformación social, que por siglos, malamente se ha confundido con
violencia. Al reconocer el conflicto y resolverlo de manera noviolenta,
reconocemos nuestras diferencias y aprendemos de ellas. Crecemos.
Transformamos.
Por un mundo justo, solidario y no violento.
CEPAZ